Luis Rosales propone ir
contra la “censura K”. Yo vi a más de un impresentable marchar contra el
gobierno, éste gobierno que, a decir de ellos, censura y coarta libertades como
la de expresión. Lo simpático del caso
es que, en las marchas de 8 de Noviembre de 2012 o de 18 de Abril de 2013 las
consignas eran otras, no tenían que ver con la censura, tenían que ver con el rencor,
el resentimiento y la enemistad.
En este modelo de
democracia cada quién puede salir a la calle y realizar una marcha, una
manifestación, decir qué es lo que le fastidia del gobierno central y resolverlo
con militancia activa para que, llegado el momento, puedan tener en la Casa Rosada
un representante de aquello en lo que cree.
¿Pero que pasa cuándo
la consigna de una oposición está teñida de odios? Esa “oposición” que desprecia
enérgicamente a la figura de la Presidenta de todos los argentinos es una
oposición sin contenidos políticos. Es una oposición de ideas prestadas y vacía
de ideales. El slogan “contra la censura K” es una consigna vacía. La realidad
sigue demostrando otra cosa, la pura verdad es que no existe tal censura. Argentina
tiene enormes cantidades de medios de comunicación opositores, y no me refiero
exclusivamente al grupo Clarín, que merecería un post aparte. Me refiero a
medios realmente independientes y merecen el respeto de oficialistas y
opositores.
No está mal ser
oposición, pero ese es un lugar que debe ganarse con trabajo. En las
democracias el tema es bastante simple: los que ganan en las urnas gobiernan y
el resto acompaña o resiste con seriedad.
Cuando falta llenar de
contenidos, de proyectos, de trabajo real a los cuadros partidarios, no pueden
adjudicarse el rótulo de oposición política.
Si las consignas son “que
se vayan todos”, “que renuncie esta yegua” o “Nestor, volvé que te olvidaste a
Cristina” en un contexto tan diferente al de 2001, esas consignas son
destituyentes, y desde ese lugar es imposible construir una democracia. La
oposición piensa equivocadamente que si se puede.
Y ni hablar del
contenido de las propuestas. Servicio militar obligatorio para dejar contentos
a los sectores más rancios; devolver YPF a Repsol, lo es muy menemista; derogar
el decreto de Asignación Universal por Hijo porque eso es alimentar vagos;
poder comprar dólares sin que nadie cuestione nada; romper los estrechos vínculos
con países hermanos y, en consecuencia, quebrar el concepto de Patria Grande
Latinoamericana; devolver los fondos a las AFJP; volver a pagar por ver futbol
codificado; volver a las jubilaciones paupérrimas que cobraban los viejos;
seguir permitiendo que Malvinas sean Falklands; liberar a los genocidas; seguir
tolerando que la religión dirija la forma de vida de lxs Argentinxs, entre
otras cosas.
Por supuesto que hay
todavía mucho que mejorar, muchas cosas en las que trabajar, porque nada se
mejora de la noche a la mañana, ni en diez años, sobre todo cuando son
cuestiones que vienen arraigadas y transmitidas de gobierno en gobierno, de
generación en generación. Pero los avances no se pueden cuestionar. Yo quisiera
saber quién le caceroleó a Menem cuándo vendió hasta su madre, quién le
caceroleó a los militares, quienes encarnaron la verdadera represión y censuras,
a Alfonsín con la hiperinflación. Nadie caceroleó en esos períodos. Sin embargo
echamos a De La Rúa en un contexto verdaderamente hostil.
El gobierno del
matrimonio Kirchner no tiene ni por asomo comparación con el período de la
Alianza, no obstante, somos tan desmemoriados y amnésicos que nos levantamos
contra un gobierno inclusivo, no solamente a nivel económico, sino en
cuestiones de derechos. Este es el primer gobierno en juzgar y condenar a los
genocidas; el único gobierno que se jugó el todo por el todo con la comunidad
homosexual argentina promulgando la ley de Matrimonio Igualitario y la ley de
Identidad de Género; nos acompañó en la decisión de morir dignamente
sancionando la ley de Muerte Digna; incluyó a miles de abuelxs que estaban
fuera del sistema cobrando, en el mejor de los casos, pensiones graciables de
145 pesos; democratizamos los medios de comunicación, ley a la que algunos no
quieren adherir porque no es funcional a sus intereses económicos; lxs chicxs
están en las escuelas, pese a que a muchxs docentes les fastidie tener que
lidiar con lxs pibxs pobres y sus realidades; esos mismos pibxs están incluídos
en el sistema de salud; el estado dejó de dar oportunidades laborales a lxs
amigxs personales y familiares cuándo el Poder Judicial de Mendoza y de otros
puntos del país implementaron los llamados a concurso, donde se ingresa por
competencia y no por amiguismo; les hicieron un favor a aquellos que hace doce
o trece años fabricaban receptores de televisión con budineras de aluminio porque
para ver un partido de futbol teníamos que pagar la decodificación del mismo, y
eso por nombrar solo algunas cosas.
Y el Sr. Rosales tiene
el tupé de venir a hablarnos de censura cuándo él y su partido político se
aliaron sistemáticamente a Macri, personaje que manda a aporrear y reprimir a
trabajadores porque un shopping es más lucrativo que un psiquiátrico, un Jefe
de Gobierno que mientras La Plata se inundaba él estaba en un picadito de
futbol, el mismo que arenga las marchas del resentimiento y se para no
solamente al lado de Rosales, también se abraza con Bullrich, Moyano, Pando,
Hotton, Larreta, Carrió y Lanata por nombrar algunos pocos.
Señores, ser oposición
es mucho más que ir a una concentración a pedir destituciones y exigir mano
dura. Ser oposición es compromiso, responsabilidad e ideales, cosas de las que,
por lo que ustedes mismos dejan ver, carecen.
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